Diario de campo

   

Hay distintas concepciones de los que es un diario de campo. Para mí el diario de campo es, ante todo, un tiempo de reflexión que cumple una función heurística. A diferencia del cuaderno de campo --esa pequeña libreta donde apuntamos detalles relevantes (frases, ideas surgidas, impresiones, hechos concretos, palabras...) para que no se nos olviden, el Diario supone acudir a la memoria para re-cordar (pasar de nuevo por el corazón, lat. cor-cordis) lo experimentado a lo largo del día: inferencias, hechos, matices... Si el diario de campo se puede convertir también en un refugio del yo dependerá de la personalidad del investigador, porque es cierto que "la observación participante es un instrumento idóneo para recuperar el sentimiento en las ciencias sociales" (Guasch, cit. en Sanmartín, 2003:74). Pero lo más importante es que en ese diario debemos, sobre todo, describir los hechos etnográficos observados y que nos han de servir para el análisis y la elaboración de la etnografía.

Pero describir no es fácil ya que que obliga a discriminar unos datos frente a otros y a especificar el sentido o los sentidos posibles que estos adquieren en su contexto particular. Por este motivo uno de los aspectos más interesantes del diario es su naturaleza diacrónica. Esta nos da la oportunidad de analizar a posteriori las modificaciones de campos, categorías, explicaciones, inferencias... que hemos experimentado en nuestro proceso de comprensión de la cultura.

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Este sitio se actualizó por última vez el 29 de octubre de 2007